domingo, 31 de marzo de 2013

Información sobre la Hiperemesis Gravídica, causas y riesgos

Para consultar la información original, visitar: HER Foundation



"Aunque la investigación  de la HG es bastante limitada en comparación con la de otras enfermedades, sí que existe algo de información.


Causas:


Existen numerosas teorías sobre la etiología de la HG. Sin embargo, a fecha de hoy ninguna es concluyente. Demasiados estudios cuentan con pocos participantes de manera que no podemos considerar irrebatibles sus resultados y, por otra parte, los hallazgos no son consistentes en la mayoría de los sujetos estudiados. Esto significa que determinar la causa de la HG es muy difícil. Probablemente no tiene su origen un solo factor. 

El origen de la HG puede variar de una mujer a otra, en función de su composición biológica (genes), química corporal o estado general de salud. Incluso puede variar en cierto modo de un embarazo a otro, por que el estado de salud de la madre sea diferente, en función del sexo del niño o por la intervención médica, que puede ser más o menos agresiva. Hay numerosos factores implicados.

No se conocen, en fin, las causas de la HG. Sólo existen teorías, pero es probable que tenga su origen en una serie de factores interrelacionados que varían según la mujer y el embarazo. De este modo el tratamiento también difiere, dado que las mujeres responden de forma diferente a la medicación y a otras intervenciones. 

Sí sabemos, no obstante, que no está todo en tu cabeza. Lamentablemente, algunos profesionales no están al tanto de la investigación que demuestra que los cambios fisiológicos son los causantes. La HG es  un trastorno de la gestación que requiere una atención seria para evitar el empeoramiento de síntomas y complicaciones.


¿Hormonas?

Las investigaciones realizadas hasta ahora se han centrado en su mayor parte en los cambios hormonales que se producen durante el embarazo. Sin embargo, incluso esos estudios no han obtenido resultados comunes a todas las mujeres analizadas. Cada mujer responde de forma diferente al embarazo y a los cambios hormonales derivados. 


El origen psicológico sigue siendo aceptado por un gran número de profesionales. Sin embargo, no existe tal origen.

Como ocurre con la mayoría de trastornos desconcertantes, se apunta un origen psicológico cuando se desconoce el fisiológico. Esto es especialmente cierto cuando se trata de algo como las náuseas, que no pueden ser fácilmente verificadas por los profesionales sanitarios como hacen con la presión arterial. Por esta razón, es fácil para los médicos desestimar tus síntomas por ser exagerados, o imaginarios, o de origen psicológico, cuando en realidad son muy reales y pueden ser muy graves.

Los cambios psicológicos ocurren como resultado de estar enferma, no son la causa de la enfermedad. Están relacionados en gran parte con los cambios fisiológicos producidos en el cuerpo de la mujer, con la ausencia de una alimentación adecuada, con el aislamiento social y con el sufrimiento en general.

La depresión sobreviene, al menos, en un 20% de los embarazos normales, así que no debe sorprendernos que las mujeres con complicaciones como la HG presenten un riesgo mayor. Los estudios muestran un incremento en las visitas a las clínicas ginecológicas, bajas por enfermedad y un problemático incremento del índice de depresiones. Quienes vivan situaciones psicosociales complicadas (dificultades financieras, problemas de alojamiento, etc.), enfermedades añadidas o un apoyo insuficiente también son propensos a la depresión. Las mujeres con HG, pues, están sometidas a un elevado riesgo de depresión durante y después del embarazo.


Tratar los síntomas

Determinar la gravedad de tu HG puede ser difícil, sobre todo,  si no hay “pruebas” que evidencien cuán enferma estás. Pruebas como una importante pérdida de peso o la deshidratación aparecen frecuentemente después de estar ya algún tiempo muy enferma. Pero cuanto más se retrase el tratamiento, más difícil le será a tu médico manejar los síntomas. 

Los estudios más recientes también examinan los cambios en el sistema inmunitario, diferencias genéticas, funcionamiento anormal del estómago y los intestinos, deficiencias nutricionales y sensibilidad del cerebro al movimiento. Por ahora el origen no es conocido y por eso, la cura no es fácil de encontrar. El tratamiento de los síntomas de la mujer es la mejor forma de manejar la HG en tanto las causas de la misma son identificadas.

Sobre todo, recuerda que tú no te lo has provocado. Tú no has causado la HG y no puedes hacerla desaparecer sólo con esforzarte en comer o en no estar enferma. La HG es una enfermedad real del embarazo que sólo se cura con el parto. Así que, ten paciencia y céntrate en hacerle frente, no en por qué te está ocurriendo a ti. Probablemente nunca lo sabrás.




Posibles complicaciones

Cuando se trata de forma precoz y efectiva la HG, aunque te sientas aún débil, probablemente ni tú ni tu bebé sufráis complicaciones graves. Es posible que sientas cansancio, decaimiento, ansiedad y  dolor de esófago o estómago. Podrías tener otras complicaciones si los síntomas son graves o prolongados. Una atención adecuada y el apoyo de la sociedad disminuyen el riesgo de sufrir más complicaciones debilitantes. 

La HG desaparece generalmente hacia la mitad del embarazo, lo que te permitirá recuperarte y ganar el peso suficiente para alimentar adecuadamente tu cuerpo y a tu bebé durante el período final de rápido crecimiento del embarazo. Podrías experimentar otros problemas como atrofia muscular, cansancio, trastornos del sueño, depresión, ansiedad, estreñimiento e irritación de estómago o de esófago. La mayoría son tratados de forma segura durante el embarazo y no son preocupantes, pero pueden causarte angustia y malestar importantes.  

Esfuérzate por comer de forma lo más saludable posible pero no te sientas culpable si pierdes peso o tienes problemas para comer verduras y otros alimentos nutritivos. Mira nuestras ESTRATEGIAS NUTRICIONALES para coger ideas sobre cómo elegir alimentos aptos contra antojos y ascos. 

HG severa

El número de mujeres con HG grave es relativamente pequeño, alrededor del 10% de todas las mujeres que padecen HG. Si sufres HG grave o prolongada y la atención sanitaria no es suficiente o se retrasa, estás en riesgo de presentar complicaciones serias.

Los síntomas alcanzan el pico entre la 8ª y la 12ª semana y durante este tiempo puedes sentirte peor a pesar de la medicación. Sin embargo, la HG grave se caracteriza por síntomas más extremos que pueden continuar en el 2º e incluso en el 3er trimestre. Una rápida pérdida de peso y la deshidratación crónica son signos clásicos. Estas mujeres presentan normalmente algunos de estos signos:

Signos de HG grave
  • Náuseas crónicas, debilitantes
  • Frecuente vómito de bilis o sangre
  • Cetonas crónicas y deshidratación
  • Debilidad muscular y fatiga extrema
  • La medicación no detiene el vómito/náusea
  • Incapacidad para cuidar de sí misma (ducharse, preparar comida)
  • Pérdida de más de 5-10% del peso pre-gestacional
  • Pérdida de peso (o poco aumento) después del tercer trimestre
  • Incapacidad para comer/beber lo suficiente durante cerca de 14 semanas

Si crees que tienes HG grave, pero no estás recibiendo la atención adecuada, puedes necesitar una segunda opinión. Pídele ayuda a un amigo, a un familiar o a tu pareja. Es muy difícil pensar claramente y defenderte sola cuando estás enferma.



Lista de complicaciones de la HG
Complicaciones posibles
Síntomas comunes:
Para más información:
Estreñimiento
Calambres, heces infrecuentes o duras, o dificultad para expulsarlas
Fatiga
Incapacidad para trabajar o desarrollar las actividades diarias

Atrofia (pérdida o desgaste del tejido muscular por enfermedad o falta de uso)
Debilidad, cansancio, dolor
Úlcera de estómago o irritación
Dolor, náusea, aversión a la comida
Estrés psicosocial
Depresión, ansiedad
Trastorno del sueño o insomnio
Dificultad para dormir
Reflujo de ácido y acidez
Dolor de esófago, indigestión, náuseas

Lista de complicaciones adicionales relacionadas con una HG prolongada o grave

Complicaciones posibles:

Síntomas comunes:
Para más información:

Insuficiencia renal (pérdida de la capacidad de los riñones de excretar desechos, concentrar orina y conservar electrolitos)

Disminución de la diuresis, retención de líquidos, cambios en el estado mental o estado de ánimo, aumento de la presión arterial, zumbido en los oídos, mal aliento, fatiga, náuseas, vómitos.
Desacondicionamiento (disminución de la capacidad de respuesta del músculo del corazón

Fatiga, debilidad, dificultad para respirar, dolor.
Sangrado de esófago
Sangre en vómito y/ o heces, dolor de garganta, ligeros mareos
Trauma en ATM (Articulación temporomandibular)
Dolor o daño en la mandíbula
Dolor o rigidez al abrir la boca, dolor de cabeza, cambios en la visión, crujidos de mandíbula

Retina hemorrágica
Sangrado en la retina del ojo


Ictericia (Decoloración de la piel, membranas mucosas y ojos causada por el exceso de bilirrubina en la sangre)
Piel, membranas mucosas y ojos amarillos, picazón

Trastorno de estrés post-traumático
Episodios de flashback, recuerdos, pesadillas o pensamientos aterradores ante la exposición a hechos u objetos que recuerdan el trauma. Posible entumecimiento emocional y trastorno del sueño, depresión, ansiedad e irritabilidad o estallido de ira
Cambios neurológicos
Cambios de visión (doble visión, movimientos involuntario), confusión, desorientación, falta de coordinación muscular

Extenuación y/o fatiga extrema
Falta de energía, agotamiento o cansancio. Posible incapacidad para cuidar de sí misma y su familia




Riesgos y resultados

La mayoría de las madres con HG tienen bebés normales y se recuperan en pocos meses después del parto. Sin embargo, quienes reciben una atención inadecuada, con deshidratación y desnutrición crónicas, están en un mayor riesgo de sufrir problemas.

Los estudios determinan que las mujeres que pierden más del 10% de su peso corporal y son incapaces de ganar peso durante dos o más trimestres consecutivos tienen más probabilidades de sufrir complicaciones. Aunque la medicación implica un riesgo, la deshidratación y la inanición también pueden dañar al bebé. Una intervención precoz es la mejor estrategia para evitar complicaciones tanto para la madre como para el bebé.

La mayoría de las madres que sufren HG tienen bebés saludables, pero padecen mucho  más durante el camino. La intervención temprana por médicos expertos puede significar una gestación más fácil con menos riesgos para la madre y el niño.

Aunque puede preocuparte el empleo de cualquier medicación durante el embarazo, muchos antieméticos han sido usados durante años, quizás décadas, con poco o ningún incremento en el riesgo sobre el bebé. Una madre con deshidratación y desnutrición crónicas puede incrementar también el riesgo de retraso en el crecimiento y desarrollo del feto. Así que tendrás que analizar con tu médico cuál es la mejor opción.

Factores de riesgo

A un pequeñísimo porcentaje de mujeres no les irá bien, incluso aunque no tomen medicación o no tengan HG. La causa real podría llegar a no saberse nunca. Incluso cuando una madre toma medicación y el niño presenta alguna anormalidad, existen muchos otros factores que pueden ser la causa real (genética, factores medioambientales u otros problemas de salud). Sin embargo, debido al enorme temor a tomar medicación, frecuentemente se responsabiliza a los medicamentos de cualquier problema. Rechazar toda medicación no es necesariamente la opción más segura.

Si una madre está tan enferma que es incapaz de comer en meses y no gana peso en dos trimestres consecutivos, el riesgo de parto prematuro y una recuperación más lenta, además de otras complicaciones serias, es mucho mayor. El bebé podría ser incapaz de ganar el peso adecuado y desarrollarse de forma más lenta. Es importante concentrarse en la salud de la madre y del feto. Los síntomas graves y prolongados representan el mayor riesgo para ambos y requieren un tratamiento agresivo.

Tratamiento

El reto que los profesionales sanitarios afrontan el tratar mujeres con HG es sopesar el riesgo de posibles complicaciones y sufrimientos y el riesgo real o percibido de medicamentos y terapias nutricionales. Estas intervenciones tienen lugar con frecuencia después de otras medidas más conservadoras como cambios en la dieta. Sin embargo, retrasar el tratamiento puede hacer el ciclo del vómito más resistente a la atención médica.

Aunque existe una serie de medicamentos que han sido utilizados y considerados seguros debido a su largo historial de empleo sin aumento significativo de anormalidades fetales, nuevos fármacos (por ejemplo, los antagonistas de la serotonina) demuestran frecuentemente ser mucho más efectivos y no parecen suponer un riesgo para el feto. A menudo también tienen menos efectos secundarios para la madre. Se trata de medicinas que ofrecen esperanza a las mujeres que sufren HG y por eso deberían tenerse en cuenta cuando el tratamiento clásico es insuficiente. Los médicos, sin embargo,  no suelen conocerlos y por eso son reacios a su usarlos (cuando no se niegan directamente a hacerlo)".

En resumen, aún no se conoce de dónde viene esta dichosa enfermedad pero hay una cosa clara: no es el invento de una mente desequilibrada. Eso es lo que quieren hacernos creer: que tenemos problemas con nuestra pareja, que no deseábamos el embarazo, que no somos lo suficientemente maduras para soportar los síntomas "normales" del embarazo... Lo más triste no es que recurran a explicaciones tan inconsistentes. Lo más triste es que llegamos a creérnoslas.
























































sábado, 30 de marzo de 2013

Reposo absoluto



        Esta entrada versa sobre el reposo absoluto. Para leer la información original:  HER Foundation
Ilustración: Santiago Sequeiros


  “Animaría a las mujeres con HG a permanecer erguidas y no tumbadas, cuando descansen, y a levantarse tanto como les sea posible. Soportar algo de peso en sus huesos y músculos es bueno para que no se debiliten o atrofien. Esto significa caminar por la habitación o soportar peso en los pies al menos cinco minutos cada hora o cada dos horas durante diez minutos. Actualmente sabemos que ningún estudio recomienda el reposo absoluto en el tratamiento de la HG. Por eso, aunque a estas mujeres les resulte útil el reposo, para prevenir el debilitamiento muscular y la pérdida de peso deberían caminar por la habitación como he sugerido antes”. 
Este es el consejo de Judith A. Maloni, profesora asociada de la Escuela de Enfermería de la Universidad  Case Western Reserve, en  Cleveland, Ohio.


    Y esto es lo que nos dice la HER Foundation:


   "Tener hiperemesis generalmente supone, al menos durante algunas semanas, estar tumbada buena parte del día, cuando no todo. Algunas mujeres lo están durante meses, especialmente si no han recibido un tratamiento efectivo o en dosis suficientes. Pocos entienden el increíble impacto que el reposo absoluto prolongado tiene desde el punto de vista psicológico y fisiológico.  Los estudios sobre efectos secundarios en gestantes son escasos y aún lo son más cuando se trata de mujeres con HG. Desafortunadamente, muchos profesionales no se dan cuenta del debilitamiento de estas mujeres, con frecuencia deshidratadas y desnutridas. No sólo pueden volverse apáticas y desarrollar una depresión, sino que además pierden con rapidez masa muscular y peso corporal, lo que merma sus energías y puede provocarles un sufrimiento importante. A su vez, esto puede complicar la HG y contribuir a su agravamiento y las secuelas podrían afectar tanto a ellas como a sus bebés, durante el embarazo y a menudo después, durante la larga recuperación. 



    Algunas mujeres reciben fisioterapia durante el embarazo, lo que les reporta alguna mejoría. Otras no la reciben ni durante el embarazo ni después y han de enfrentarse durante meses a dolores crónicos y malestar que podrían minimizarse o eliminarse. Lo ideal sería que una mujer asistiera a una consulta fisioterapéutica la primera vez que ingresara por deshidratación o cuando la pérdida de peso superara el 5-10% y que lo hiciera con cada ingreso, incluyendo el del parto si la HG dura todo el embarazo. Esto disminuiría potencialmente el impacto de la inactividad, siempre y cuando los cuidados prescritos sean realistas y la mujer los ponga en práctica. Como mínimo, deberían enseñarse a la madre ejercicios simples para mantener el tono y la flexibilidad muscular dentro de lo posible. Debería realizarse cualquier esfuerzo que ayude a mantener los síntomas controlados lo máximo posible para mejorar la movilidad de la mujer y sus niveles de energía.  Por otra parte, una intervención temprana contra las náuseas y los vómitos puede prevenir potenciales complicaciones y la necesidad de reposo absoluto prolongado".


   Con mi particular HG no fui capaz de levantarme de la cama o del sofá más que para ir al baño (o al hospital) durante prácticamente dos meses. El reposo absoluto, como llaman a estar encamada, no era algo que hubiera adoptado como medida para tratar la enfermedad. Sencillamente no podía hacer otra cosa. Si hablar ya me provocaba el vómito, moverme era misión imposible. Pero encuentro interesante este artículo, sobre todo, porque implica una reclamación, la de valorar las consecuencias de una inactividad que, junto con la deshidratación y la desnutrición, deriva necesariamente en un debilitamiento físico muy serio. Si le unimos el emocional, el camino se hace demasiado duro para quienes sufrimos HG.